Una noche para Jamás Perder
Es jueves 6 de junio. Son las 7:21 minutos y está a punto de arrancar la actividad que tenía pautado su inicio a las 7:00 pm. Ya me estaba dando eso que les da a quienes privan en puntuales aún cuando todo mundo parece relajado y tranquilo. Y eso es lo que me preocupa.
Como en el ambiente artístico no hay espacio para supersticiones, estaba educadamente convencido de que como todo parecía estar bien, algo debía salir mal.
Habíamos tenido lluvia y tormentas eléctricas toda la semana, y como la gente de esta tierra, que ni es dada a confirmaciones de asistencia, ni a “coger pa’ la calle lloviendo”…